Llegan las lentillas inteligentes

Era de esperar que estando en la era más tecnológica de cuantas hemos pasado ya, apareciera en el mercado algún tipo de lente de contacto que mejorara la visión en base a los defectos de cada ojo. Básicamente esto es lo que hace cualquier lente de contacto, ya que nacieron para obtener ese objetivo, pero ¿y si esas lentes variaran su curvatura o las dioptrías en base a lo que necesita el ojo en cada momento?

Francia ha diseñado un prototipo que parece bastante prometedor. Se trata de la primera lentilla inteligente autónoma, es decir, que se alimenta gracias a una microbatería que suministra energía de forma autónoma, algo que hasta ahora era un problema para crear este tipo de lentes de contacto inteligentes que necesitan de energía para funcionar puesto que nadie había conseguido crear un almacenamiento de energía tan pequeño que pudiera caber en una lentilla.

Pero esta lentilla, aunque es un adelanto, no es nada más que el principio de todo pues hoy en día, la idea de la lentilla que, una vez instalada en tu ojo, te ofrece el mejor campo de visión posible en base a cada situación, es aún una utopía. Por ahora, la idea es conseguir que esta lente de contacto ofrezca al usuario información sobre conducción o pueda usarse para instalar dispositivos de realidad aumentada y, de todos modos, sigue en fase de prueba.

Este tipo de lentillas inteligentes es un concepto que han perseguido numerosas empresas como Google, Samsung o, incluso, Apple en algunas patentes industriales registradas en los últimos años, pero las circunstancias del ojo humano y la falta de tecnología sensible han reducido la euforia de un producto tecnológico proclive al ser humano del futuro.

En otras palabras, que estas lentillas van más encaminadas al videojuego, por ejemplo, que al campo de la salud. Aunque muchos expertos aseguran que cabe esperar que si se consigue crear la lentilla perfecta para sacarla al mercado en este sector, se pueda crear la lentilla perfecta también para oftalmología basándose en los avances de la primera. Pero, por supuesto, para esto aún faltaría más tiempo que para conseguir lo que Google se propone ahora.

Lentes de contacto tradicionales

Hasta entonces, las lentes de contacto convencionales son las mejores amigas de aquellos que necesitan ayuda para su visión y no quieren pasar por quirófano ni usar gafas. En Opticompras aseguran que las lentillas son, por ahora, la mejor opción ya que son estéticas, no dificultan la práctica del deporte y pueden llevarse prácticamente en cualquier contexto, unos beneficios que solo conseguiríamos con la cirugía láser sin los posibles efectos adversos que esta podría provocar en nuestra salud.

Además, estos expertos de la salud aseguran que las aplicaciones más interesantes de la lentilla inteligente autónoma no serán las concernientes a la salud, sino más bien las que se le pueden dar en el sector militar.  Por lo visto, en la Universidad de Michigan, el ejército estadounidense ha financiado un estudio que pretende desarrollas unas lentillas que permitirán a los soldados ver en la oscuridad controladas con parpadeos. Mientras, en la Escuela Politécnica Federal Lausana, en Suiza, intentan crear unas lentillas capaces de hacer zoom in o zoom out según lo desee el militar que las lleve puestas. Sería algo así como tener prismáticos incorporados en tu visión, una tecnología que interesaría muchísimo a cualquier tipo de ejército.

Dicho esto, ¿qué podemos esperar al respecto? Personalmente creo que el ojo es un órgano demasiados sensible como para jugar con él y la tecnología, de modo que me quedo con las lentes convencionales o las gafas. Además, visto ya por dónde van los derroteros, pensando en la población civil, este tipo de tecnología serviría más como pantalla informativa o videojuego que como una mejora en la salud de la visión, por lo que no creo que sea interesante en este sentido.

No obstante, la innovación en sí puede ayudar a mejorar cualquier tipo de producto o industria, por lo que tampoco podemos descartar tana la ligera este tipo de avances tecnológicos. El problema, tal vez, es que las empresas están centrándose en utilizar estos avances para conseguir unos fines que traigan un mayor beneficio económico y menos mejora social en cuanto a calidad de vida y salud.

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