En el transcurso y tras un embarazo muchas mujeres cambian ciertos hábitos, tanto en su alimentación como en costumbres arraigadas desde hace tiempo como fumar o tomar alcohol.
Costumbres que, si bien muchas podían llevar intentando dejar desde hace tiempo es el embarazo el que las obliga a tomar la decisión.
Recuerdo que cuando mi hermana se quedó embarazada, con lo que le gustaba fumar y beber de vez en cuando no le resultó nada fácil adaptarse a su nueva vida sin tabaco y alcohol.
Si bien, con el tiempo ha pasado a ser una de las cosas de las que se siente más orgullosa y es mucho más consciente de los enormes beneficios que ha supuesto para su salud dejar estos vicios.
Además, algunos de sus amigos y familiares también nos adaptamos a ella y si había una comida o una cena siempre pensábamos en regalarle lo último en bebidas sin alcohol.
De hecho, uno de sus regalos favoritos fue una botella de Marina Espumeante Zero de Bocopa, que tras tres años de investigación enológica han conseguido elaborar este producto que realmente “es un refresco” sin alcohol.
Se trata de una bebida a base de mosto natural de uvas blancas de la variedad moscatel de Alejandría, seleccionadas de los viñedos junto al mar mediterráneo. Con un sabor afrutado y dulce. Destaca por sus ricos y frescos aromas muy florales de manzanas verdes y pera. Con toques cítricos y recuerdos de hierbabuena e hinojo. En boca es fresco y alegre y ha sido uno de los mejores descubrimientos para mi hermana en todo su embarazo.
Algunas de las Ventajas de dejar de Beber Alcohol
Una buena forma de cuidar nuestra salud empieza por la prevención de ciertos hábitos que pueden perjudicarnos. Sobre todo, hábitos alimenticios o la adquisición de una cierta rutina de ejercicios.
En el caso del alcohol son muchas las complicaciones derivadas de su consumo, muchas de ellas, a menudo las desconocemos. Una de las peores consecuencias son los posibles daños cerebrales. También se puede producir el síndrome de Wenicke, produciendo un daño serio en la memoria. Con el tiempo este puede evolucionar en el síndrome de Korsafoff. Se caracteriza por un daño aún mayor en la memoria y en la capacidad para aprender cosas nuevas.
Además, según los estudios de la OMS el consumo excesivo de alcohol está relacionado de manera directa con la propensión al cáncer de esófago, mama, colon, bucal y hepático.
Otros de los órganos que sufre muchos daños a la larga por nuestro consumo de alcohol son el hígado y los riñones.
Enfermedades como la cirrosis alcohólica o la fibrosis hepática pueden ser consecuencia de su consumo.
También tendremos una mejor salud cardiovascular al dejar el alcohol. Y es que, tomar una copa de vino con las comidas puede ser incluso bueno para nuestra salud, pero si elevamos la cantidad aumentaremos el riesgo. Podemos dar pie a una hipertensión, ataques del corazón, accidentes cerebrovasculares…
Además de todos estos beneficios también se verán mejoras en nuestra salud gástrica, ya que algunos de los efectos secundarios del alcohol vienen acompañados de vómitos y, en ocasiones podemos llegarnos a encontrar con otras enfermedades más serias a largo plazo. Las más típicas son las úlceras, el hígado graso, la pancreatitis, la gastritis…
Otra ventaja es también en la forma de comportarte en muchas situaciones sociales que, al beber, se te pueden ir de las manos. El alcohol desinhibe por lo que al tomarlo podemos actuar de forma inesperada o hasta violenta.
Por todo ello, reducir nuestro consumo de alcohol es todo un regalo para nuestra salud, tanto física como mental, un regalo que podemos embotellar con sabor a refresco y recordad que no necesitamos tanto alcohol para divertirnos.