Creer en ti es la mejor fe

Es realmente curioso comprobar qué tipo de creencias pueden existir en nuestra sociedad porque algunas, a muchos de nosotros, pueden provocarnos la risa, pero otras dan verdadero miedo y hay que tener mucho cuidado con todo esto. El ser humano es proclive a tener fe, en lo que sea, de ahí que existan tantas religiones pero ya no hablamos solo de ellas, sino de la fe que se puede depositar en un estilo de vida, el esoterismo o cualquier otro tipo de creencia.

En mi opinión, esas creencias son dañinas cuando hacen daño y pensaréis, eso es obvio ¿no?, y puede que así lo sea pero a veces me da la sensación que hay quien no lo tiene tan claro.

El que cree en Dios, no hace daño a nadie hasta que amparado en esa creencia daña física o moralmente a alguien. Empecemos por lo suave, pensemos en una persona creyente que tiene in hijo o hija homosexual. Si esa señora no cambia la concepción que tiene de su hijo por su orientación sexual o incluso si amparada en el conocido “amarás a tu prójimo…” o en la idea de que es Dios quien nos hace a su imagen y semejanza, respeta la identidad de su hijo, no estará haciendo daño a nadie, es más, puede que esa creencia la esté ayudando a entender y/o a respetar a su hijo gay.

Ahora bien, si esa señora, amparada en las palabras homofóbicas de la Iglesia y de muchos sacerdotes piensa que su hijo está enfermo y que ha de curarlo, o piensa que es una aberración de la naturaleza y que no merece su respeto, entonces su creencia es dañina.

Otro ejemplo: si un hombre padece cáncer y deja los tratamientos recetados por los especialistas facultativos para seguir las recomendación de un chamán, un curandero o cualquier tipo de medicina alternativa, entonces estará posando su fe en una creencia dañina. Pero si continúa con los tratamientos que le pone su oncólogo y además decide iniciar algún tipo de terapia alternativa tras consultar con un especialista que no tenga efectos secundarios o adversos ¿tiene eso algo de malo? Podremos pensar que no le va a beneficiar en cada pero como tampoco le va a causar daño aluno no veo motivo por el que no deba hacerlo.

Ahora bien, ese daño también puede ser psicológico. Hay personas, por ejemplo, que llegan a tener fe ciega en lo que si vidente de confianza pueda llegar a decirles y, por ende, abandonan empleos, toman malas decisiones, se dejan guiar por malos consejos e incluso pierden muchísimo dinero al seguir fielmente a ese vidente. De hecho, llega un punto en el que no dan un paso sin preguntar antes a ese vidente, o sin preguntar a un oráculo que deben hacer y basan sus decisiones en la suerte de las cartas del tarot. Son personas que ya no tienen personalidad porque todo lo que piensan o escogen está basado en lo que quiere otro.

Esto mismo aplicado a una secta da como resultado a miles de fieles capaces de suicidarse porque el iluminado de turno asegura que viene el apocalipsis o algo similar.

Creencias inofensivas

Empecemos a hablar de esas creencias inofensivas que puede tener todo el mundo. Tengo una amiga que adora el esoterismo y lleva talismanes encima siempre. Incluso tiene una colección de piedras energéticas que nadie, salvo ella, puede tocar. Cuando compra una piedra nueva, la lava con agua y sal y luego la deja “cargando” toda la noche bajo la luz de la luna, porque cree que así es como recupera la energía esa piedra, una energía que luego le beneficiará a ella. Hace unas semanas fue su cumpleaños, y llevaba mucho tiempo detrás de un cuenco tibetano, por lo que nos pusimos en contacto con El Árbol de la Vida, una tienda donde puedes comprar cuencos tibetanos online en Valencia, y le regalamos tanto el cuenco como el mazo de madera para hacerlo sonar.

¿Por qué lo hicimos? Porque su fe en el esoterismo no le hace daño a ella, ni a nadie, pues luego lleva una vida totalmente normal y el hecho de que porte una pulsera que se considera un amuleto o una pulsera por puro adorno no cambia su percepción de la vida, ni su personalidad, ni sus decisiones, así como tampoco le hacen daño físico esos objetos que colecciona y le gusta poseer. Así que, si es lo que quiere ¿por qué no regalárselo?

Del mismo modo me parece inofensiva la creencia en un Dios bondadoso, que nos discrimina a nadie y que a todos acepta. De hecho, puede ser muy beneficiosa esa creencia para personas con enfermedades crónicas y para personas que quieren superar la pérdida de un ser querido ya que tener fe en que su familiar fallecido está en el paraíso es mucho menos doloroso que pensar que ha desaparecido para siempre. ¿Es real esa creencia? Pues depende de quién conteste esa pregunta te dará una respuesta u otra pero ¿es dañina? No, no lo es, y por tanto no veo motivo alguno para intentar que cambien de pensamiento.

Creencias peligrosas

Ahora vamos a ver lo que podrían ser las creencias peligrosas. En el artículo que os propongo como lectura complementaria en el enlace anterior veréis que como creencias peligrosas entienden, básicamente a las sectas, y aunque estoy de acuerdo en que son peligrosísimas para la salud física, psicológica y económica de las personas, también creo firmemente en que existen otras creencias que dan mucho miedo.

Siempre me ha gustado conocer y tener amistades de todo tipo, por eso conozco a personas que creen en algo, personas que no creen en nada, e incluso personas que tienen unas creencias demasiado arraigadas para mi gusto pero que respecto hasta que me hacen estallar. Digo esto porque una de esas amistades, con una profunda creencia católica, tiene tanta fe en lo que publica la iglesia que ha llegado a afirmar que si practicas meditación estás expuesto a que en ese estado de concentración un demonio o un espíritu aproveche la situación para poseer u cuerpo. Y esto lo repite ella, pero lo hace porque lo ha leído en no sé qué revista católica y nos pasa el enlace al artículo para demostrarlo.

También te llama para avisarte de que en la iglesia le han dicho que últimamente hay muchos demonios que se están aprovechando de los bebés recién nacidos y hay que bautizarlos lo antes posible para protegerlos ante estos ataques. Y el problema es que lo hace con toda su buena fe para intentar ayudarte, para evitar que tu bebé sufra una posesión demoniaca o algo similar, y yo solo puedo decirle que no creo en esas cosas y que no vuelva a decirme nada parecido.

Esa persona, cuyo nombre me reservaré, está totalmente expuesta a que cualquier cosa que le diga la iglesia la siga a pies juntillas, y por iglesia entiendo cualquier párroco, cualquier revista católica, cualquier magazine del Opus Dei o cualquier folleto publicitario que se reparta en la puerta de la entrada a misa. ¿Es eso dañino ahora? En mi opinión sí, pues está en un estado de sometimiento total, incluso llegó a creer que vio una posesión en una zona “sagrada” de Yugoslavia donde se cree que se aparece la Virgen. Pero aparte de ese estado psicológico en el que se encuentra, ella no se hace daño a sí misma ni hace daño a nadie. De hecho respeta todas las opiniones de los demás y no las tira por tierra, por eso es tan interesante hablar con ella.

Ahora bien, que esa creencia no sea dañina ahora mismo no significa que no me cause terror, porque sí lo hace, me da mucho miedo. ¿Quién puede decirme a mí que si el día de mañana la Iglesia dice que los bebés nacidos por inseminación artificial no tienen alma esta chica empezará a despreciar u odiar a los hijos de mis amistades nacidos mediante esta técnica reproductiva? Me da pánico que un día puedan llegar a comerle tanto la cabeza que, en nombre de la Iglesia o de Dios, se convierta en una persona homófoba, xenófoba o incluso peligrosa para consigo misma o con los demás. De ahí que siempre haya pensado que los extremos son odiosos y que esa frase es algo que se aplica a todo.

En este caso, podríamos decir lo siguiente: si tienes una creencia tan arraigada que eres capaz de abandonar todo lo demás, entonces eres extremista y por lo tanto, das mucho miedo. ¿Y tú, qué opinas al respecto?

Suscríbete a nuestra Newsletter