Cuando cumplí los 38 años decidí, junto con mi pareja, que era el momento de quedarnos embarazados. Al principio, todo iba estupendamente, pero, pasados unos meses, y al ver que no conseguía quedarme embarazada me empecé a agobiar un montón con el tema.
Llegó un momento, en el que ya ni siquiera disfrutábamos y empezamos a discutir. Aparentemente, después de consultar a diferentes especialistas todo estaba perfecto y no teníamos por qué tener ningún problema.
Pasados unos meses mi pareja me hizo replantearme las cosas, y me recordó lo importante que era que disfrutáramos del proceso y que si no lo conseguíamos tampoco se nos iba a ir la vida en ello. Me recordó que había cosas mucho más importantes y que, casi sin querer, ya no estábamos disfrutando de nuestra relación al obsesionarnos con algo que no parecía llegar.
Para mí, esa fue la conversación que lo cambió todo. Además, me regaló unas sesiones en Evasiom Spa, uno de mis lugares favoritos por sus variadas técnicas de masaje para relajarme. Empecé a invertir mucho más tiempo en precisamente eso, estar más relajada y tranquila, y quitarle peso a todo aquello. Fue el mejor relago que podrían haberme hecho en ese momento.
Los beneficios de la relajación son innumerables, conseguir aflojar el tono muscular, a través de distintos métodos que existen para conseguirlo. Esa inmersión en un estado de conciencia que se busca voluntariamente y de una forma libre y despreocupada.
Alcanzar esa paz, calma y felicidad que realmente consiguen que las cosas empiecen a funcionar.
Relajación a través de la Respiración
Una amiga que lleva muchos años practicando Yoga y a la que le interesan mucho todas las técnicas que mejoran el bienestar me explicó la importancia de la respiración y como ésta puede ayudar a conseguir relajarnos de forma muy rápida.
Para iniciar la relajación, bien sea después de una sesión de ejercicios o simplemente después de un día de trabajo, lo ideal es sentarse o acostarse en un lugar silencioso, dentro de un ambiente tranquilo de temperatura agradable donde se pueda estar cómodo, cerrar los ojos y comenzar esa relajación tomando conciencia de la respiración. Una respiración eficaz y profunda que hace fluir las emociones y carga el cuerpo de energía, mejorando nuestra calidad de vida.
Lo importante es concentrarse en la respiración y evitar pensamientos inquietantes o perturbadores, nada de pasar a la agenda del día, ni lo asuntos pendientes. Si surgen este tipo de pensamientos debemos dejarlos ir y continuar con nuestra respiración.
Los beneficios de la relajación son incontables, por lo que conviene dedicarle tiempo cada día a tener momentos donde nos sintamos relajados y en calma. De este modo, disminuiremos nuestro estrés y ansiedad y nos ayudará a pensar con más claridad y a ser mucho más creativos.
Eliminaremos la tensión muscular y con ellos los dolores que podamos padecer. Incrementar el reposo nos ayuda a lograr un descanso profundo y contribuye también a mantener en equilibrio la tensión arterial.
Mejoraremos nuestra oxigenación y aumentaremos la energía y vitalidad, estimulando a que predominen en nuestra mente pensamientos positivos.
Cuando convertimos la relajación en una práctica diaria, sus beneficios son aún mayores. Por lo que se recomienda dedicar al menos 10 minutos al día a la relajación.
Para mí fue un factor fundamental, al relajarme empecé a ver las cosas de otra manera y a tomarme mi relación con mi pareja desde el disfrute.
No sé si fue este cambio de actitud lo que hizo que finalmente me quedara embarazada, pero fue precisamente entonces, cuando los dos dejamos ir nuestra obsesión por conseguirlo cuando pasó.
Y fue precisamente ese no hacer nada, el que nos ayudó a hacerlo todo finalmente.